Vivencias de una moro vieja
- 3 septiembre, 2009
- Comentarios
Dedicado a mis padres, Pedro y Amalia.
Es muy difícil resumir en unas líneas tantos momentos y emociones vividas, recuerdos que significan tanto. Para mi ser Mora Vieja es algo muy especial, es lo que he vivido y he sido siempre.
Soy socia de la Comparsa de Moros Viejos desde 1981, año en el que mi padre “Melenchón” se apuntó a la Comparsa y nos apuntó a mi hermana Sonia y a mí. Mi hermana Nuria, la más pequeña de las tres hermanas, nació 4 años después y también enseguida fue Mora Vieja. Desde siempre hemos desfilado juntas, nos hemos vestido juntas y hemos disfrutado de la Fiesta en familia.
El día 5 es el más especial para mí, después de casi no haber dormido el día 4, toca madrugar para ir a ver el pregón, punto de partida de unas nuevas fiestas, y la Fiesta del Pasodoble. En esos momentos todos los Moros Viejos ya sienten un cosquilleo en el estómago, queda muy poco para que sean las cuatro de la tarde y dé comienzo, un año más, el esperado y soñado desfile de “La Entrada”.
Unas nuevas Fiestas, el traje y la ilusión preparados.
En todas las casas de los Moros Viejos aparece el nerviosismo, hay que comer rápido y vestirse, que nos perdemos a la Banda, ese momento mágico en el que da comienzo el desfile de La Entrada. Y a continuación comenzamos a formar, a reencontrarnos, año a año, con nuestras compañeras de fila, y a desfilar, a ritmo de nuestro “150 años de Moros Viejos” y con nuestras plumas al viento.
Todos los desfiles y todos los momentos que se viven en cada una de las fiestas de Moros y Cristianos son especiales y las hacen distintas e inolvidables. Hasta los pequeños detalles adquieren gran importancia y son capaces de emocionarnos cuando los recordamos: desde ver la diana, sin haber dormido y aplaudir a todos los festeros cuando todavía está amaneciendo; hasta acercarte a la casa de los Moros Viejos, en la calle Parrales a tomarte una cervecica y unos agrios; quedar con “la fila” para maquillarnos el día 6 y desfilar a las 3 de la mañana; o desfilar con una improvisada “comparsa” con los amigos mientras que nos dirigimos al baile.
Para mi ser Mora Vieja también significa ser integrante de la historia y tradición de las Fiestas de Moros y Cristianos. Recuerdo con mucho cariño la conmemoración de los 150 años de Moros Viejos y Cristianos, testigo de la gran tradición que nuestros Moros siguen manteniendo con el paso de los años. Muchos actos atestiguan nuestra gran historia; el acompañamiento a la figura de Mahoma, la tradicional cena del día 3 con su entradica y la embajada del humor, o el privilegio adquirido de desfilar en primer lugar, iniciando La Entrada cada día 5 de Septiembre.
El año 1988 fue uno de los más especiales para mí porque pude representar a mi Comparsa como Madrina Infantil. Tengo muchos recuerdos de ese año que todavía me emocionan, es algo que nunca olvidas.
El momento en que los Moros Viejos comenzaron a aparecer por la Corredera el día 5 de septiembre de 1988, cuando Loli, mi madrina mayor, y yo, nos pusimos de pie para aplaudirles y verles pasar, emocionadas. En ese año también fue la primera vez que la mujer pudo desfilar en las Fiestas, y cuando pasaba la primera fila de Moras Viejas, el público aplaudía y se levantaba a su paso.
Mi hermana Sonia fue madrina infantil en 1991 y mi padre también representó a la comparsa como alférez en 1990, además de participar en varias directivas de la comparsa y ser el encargado de organizar los campeonatos de truque, dominó y parchís del Ecuador Festero y realizar los calendarios desde ese mismo año, 1990.
El colofón final a las Fiestas llega el día 9 de septiembre, cuando tras el desfile de Entrada de Nuevos Cargos, desfilamos en la Plaza de Santiago a ritmo de “150 años de Moros Viejos”. Toda la comparsa canta la letra de nuestro pasodoble mientras que nos vamos dando cuenta de que han pasado unas fiestas más, que se terminan y deseamos que vuelva a ser día 5, a las 4 de la tarde.
¡Moros y Moras Viejas! ¡Han sido unas Fiestas inolvidables! ¡Gracias a todos y Día 4 que fuera! Se escucha desde el balcón mientras que nos emocionamos con todo lo vivido durante esas Fiestas, que guardaremos en nuestro recuerdo.
A todos los Moros y Moras Viejas, Felices Fiestas.
¡Viva La Morenica!
¡Vivan los Moros Viejos!
El día 5 nos vemos a las 4 en La Losilla.