Tour of Villena … en fiestas

  • 5 septiembre, 2025
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Tour of Villena … en fiestas

Cuando escribimos sobre fiestas, habitualmente lo hacemos para nosotros, los que ya las conocemos. Pero si tratas de explicar lo que realmente son para quienes no las han visto, vivido y disfrutado nunca, la cosa cambia. Hablo desde la ignorancia, pero creo que salvo en los programas de mano o artículos de historia sobre el origen y evolución de nuestras fiestas, quizá demasiado complejos para el visitante ajeno a este jolgorio, poco más se puede encontrar que en lenguaje llano, de la calle, explique qué se vive en Villena, del 5 al 9 de septiembre. Me dejo sin explicar el día 4 no por ser menos importante sino porque un concierto  se sabe qué es y  una cena de confraternidad festera, es una cena y lo de la confraternidad, más o menos se entiende. Habría que explicar en todo caso los actos del día 3 que son más diversos: un cross nocturno, una embajada cachonda y “las entradicas” de las comparsas, un tanto anárquicas en su recorrido.

Pero si nos centramos en el cogollo (o el meollo) de la fiesta, que  no es moco de pavo,   del 5 al 9 de septiembre, con una búsqueda rápida por San Google y  Santa IA, tenemos esta definición completita de lo que se celebra en Villena  en esos primeros días de septiembre. Copio textualmente:  

“En Villena se celebran las Fiestas de Moros y Cristianos en honor a la patrona, Nuestra Señora de las Virtudes. Estas fiestas, conmemoran la histórica lucha entre moros y cristianos. 

Las fiestas de Moros y Cristianos son declaradas de Interés Turístico Nacional y destacan por sus impresionantes desfiles y la participación de numerosas comparsas. Se rememoran los enfrentamientos entre ambos bandos, con trajes elaborados y rituales que reflejan la tradición. 

Las comparsas se dividen en dos bandos: 

  • Bando Moro:

Moros Viejos, Moros Nuevos, Marruecos, Realisas, Nazaríes, Bereberes, y Piratas.

  • Bando Cristiano:

Estudiantes, Marinos Corsarios, Andaluces o Contrabandistas, Labradores o Maseros, Ballesteros, Almogávares, y Cristianos.

Además de los desfiles, las fiestas incluyen romerías, procesiones, misas y actos religiosos como la celebración de la patrona, la Virgen de las Virtudes. La fiesta es una mezcla de tradición, historia y fervor religioso, atrayendo a numerosos visitantes cada año. “

Muy acertado. Pero no se recoge que cuando se llega aquí un 5 de septiembre, Villena ya se ha  convertido oficialmente en el centro del universo festero. Y no es exageración: más de 12.000 personas participan activamente en unas fiestas donde, efectivamente,  se mezcla historia, música, pólvora, emoción… 

Prepárese, porque si viene a Villena en fiestas, va a necesitar: calzado  cómodo, ropa ligera por la mañana y alguna prenda de entretiempo o abrigo, según se dé el tiempo, para la noche, vitaminas, mente abierta, sentido del humor,  olvidarse del reloj, y de hacer 3 comidas al día, y de las 6 u 8 horas de sueño. 

Una bebida típica, el herbero. O la paloma (anís con agua fresquica). Ideal para acompañar un pasodoble, un saludo festero, o un momento de “esto hay que celebrarlo”.  El cantueso desapareció como desaparecerá la coca cola cuando alguien se olvide de la fórmula mágica. Está por venir.

Una comida típica, la paella de pata y callos o unas buenas pelotas de cocido, que asienten el estómago y hagan pared por si se exceden con “la bebida”. Un tentempié, las pasticas:  rollos de vino, sequillos, coquitos, almendraos, polvorón etc.

Una planta típica, la alábega, Uno de los olores más festericos.  Y bueno, luego está la pólvora que se utiliza con todas las medidas de seguridad posibles pero  se huele se siente y se celebra.

En fiestas se trasnocha, se madruga, se toma un calentico (un cafetico tocado con licores espirituosos), se almuerza temprano,  un buen plato con su lomo, o su tocino, su huevo frito, sus pimientos y su sardina, si se tercia). Se bebe vino o cerveza y agua, mucha agua también. Y si no hay nada programado, se pega uno un socarraico, osea, se duerme hasta que se puede o te dejan.

Aquí no se pasea,  se desfila. Con porte, con ritmo, y con trajes que a veces  pesan más que una mudanza. La  Entrada y la Cabalgata son “los desfiles de moda medieval” más épicos que verán en su vida. 

Entre guerrillas y arcabuces, la ciudad suena como si estuviéramos rodando una superproducción de batallas medievales… pero con más alegría y menos extras.

Y el Castillo de La Atalaya, impensable no visitar el castillo que acoge uno de los actos más esperados: la Embajada entre moros y cristianos. Es un momento solemne, sí, pero también muy villenero. Se negocia, se habla, se rinde simbólicamente la ciudad y… spoiler alert: todo acaba bien. Porque en Villena se pelea con honor, se pacta con estilo, y se celebra con bandas de música.

Más allá de la pólvora, los trajes y la música, lo que hace grande a estas fiestas es su gente. Los que llevan meses preparando cada detalle. Los que se levantan temprano aunque se hayan acostado tarde. Los que preparan el almuerzo o la comida en la comparsa, los que están temprano para coger silla en la sombra y se ven desfiles de hasta 5 ó 6 horas sin cantearse, los que enseñan a los niños cómo desfilar, y a aprenderse  el orden de desfile de las comparsas. De primero de fiestas. 

A estas alturas ya se habrán dado cuenta de que estas fiestas no se miran: se viven, se sienten, se comparten… y se cuentan durante todo el año.

Que nada les pille de susto porque nuestras  fiestas son pasión. Se dan los mejores abrazos, los mejores besos, se quiere con locura, se llora por cualquier cosa.  Se hacen amigos para toda la vida, se  inician noviazgos porque al mozo, o la moza,  el traje de festero o festera,  le da el arrojo suficiente para decir aquello que durante todo un año han estado callando. Pero esa misma pasión juega en dos direcciones, a veces se ven volar cuchillos, en  sentido metafórico. En fiestas se quiebran amistades, se rompen parejas, se grita porque se corre mucho en el desfile, se llora de rabia, de impotencia, se sufren decepciones… como en la vida misma,  sólo que todo concentrado en 5  días, de locos. Pero de eso, ya se hablará, o no, después de fiestas.

Que todo les sorprenda para bien y nada les asuste. Ya dice el refrán “Donde fueres, haz lo que vieres”. Así que disfruten, que es lo que más van a ver. Y recuerden: si al final del día tienen los pies hinchados, el oído fino y una sonrisa de oreja a oreja… lo han hecho bien, muy bien.

Villena ya vibra, ya brilla.
¡Felices fiestas, villeneros y visitantes!

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