10 de octubre: Día de la Salud Mental
- 8 octubre, 2025
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede manejar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y es capaz de contribuir a su comunidad. Además, es un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
Los que ya me habéis leído, sabéis que voy a traducir esa definición hasta convertirla en algo tan propio y cotidiano, que os van a dar ganas de venir a conocerme a la consulta.
CONSCIENCIA
Imprescindible. Es el punto de partida.
Sin ella, no nos colocamos en la casilla de salida del tablero de la vida. Porque aunque creamos vivir, sin consciencia no hay conocimiento ni sentir pleno. Hay inercia y patrones aprendidos. Actuamos por normas sociales o (auto)impuestas. Llegamos a ser lo que se espera de nosotros, sin identificar ese “nosotros”, simplemente, dejándonos llevar.
Es frecuente llegar a un nivel de consciencia consciente tras vivir acontecimientos traumáticos o dolorosos. Son estas vivencias las que nos paran y, por tanto, nos llevan a reflexionar sobre nuestra vida y el devenir de la misma.
MANEJO/ACEPTACIÓN
El ser conscientes, nos abre un mundo nuevo de opciones y posibilidades.
Al principio es confuso e irreal. Nos sentimos perdidos ante lo que no conocemos y mucho menos, controlamos (aunque en realidad, controlamos entre poco y nada).
En ese intentar manejar la situación que nos sobrepasa, echamos mano de las herramientas que nos han ayudado en nuestro periodo vital “inerte”. Obviamente, la oz no puede competir frente al tractor con el arado.
Por tanto, toca parar y reposar. Tomar aire y contemplar. Asentar la conciencia y creer en nuestras fortalezas para manejar la nueva situación que plantea el abismo.
Aceptar y aceptarnos en este momento, resulta fundamental para darnos un tiempo de autocompasión y permiso. Toca asumir el dolor como parte de la vida e intentar sacar de él todo el aprendizaje posible.
TRABAJO
El grueso del proceso.
Llegar a ser conscientes es difícil, pero querer trabajarlo es algo que marca un antes y un después en nuestra salud mental.
Porque sea cual nuestra dolencia y venga de donde venga, si no hay consciencia y aceptación, no hay manejo y si no hay manejo, no hay trabajo.
En consulta suelo decir que el dolor es parte de la vida, es la otra cara de la misma moneda. Por tanto, es inevitable. La diferencia reside en nuestra forma de percibirlo y de afrontarlo. No se trata de eliminarlo o de que no exista, sino de hacerlo superable y no incapacitante.
Y eso sólo depende de nuestros pensamientos. El objetivo no es controlar lo que nos pase, sino cómo lo percibimos y gestionamos. Ahí reside el verdadero trabajo y nuestro control sobre lo sucedido. Porque las situaciones que nos ocurren en la vida suelen ser inevitables, pero lo que nosotros pensamos al respecto es algo que depende única y exclusivamente de nosotros. Y eso determina cómo nos sentimos y lo que hacemos.
No se trata de eliminar el dolor, sino de hacerlo superable y que, a su vez, nos sirva para crecer y aprender. Lo bueno enseña poco porque no nos paramos a analizarlo. Lo malo, nos para por sí sólo y es lo que nos hace reflexionar y mejorar.
CONTRIBUCIÓN
No me refiero a los impuestos que todos los meses pagamos, sino a lo que podemos llegar a ofrecer tras el proceso anterior.
Se asemeja a hacerle la actualización al teléfono. Va más rápido, es más efectivo y ofrece unas prestaciones que antes no tenía.
Así somos las personas que decidimos trabajar nuestra salud mental.
No hace falta ser diagnosticado de una enfermedad mental. No se necesitan etiquetas.
Sólo se necesita inquietud, ganas de superación, curiosidad y predisposición. Se trata de dar respuesta a las preguntas que acuden a tu mente en un momento de incertidumbre.
Ser resiliente. Siempre diré que es la cualidad que más admiro de las personas, porque sólo a través de ella, contribuimos a un mundo mejor en la medida de nuestras posibilidades.
Ser tu mismo, ofrecer lo que eres, queriéndote y respetándote pero siendo responsable con quien te rodea.
DERECHO
Porque es derecho universal que nos traten bien pero también tiene que ser obligación el tratar así.
Responsabilidad afectiva a todos los niveles relacionales: familia, amigos, pareja, compañeros de trabajo.
El respeto única y exclusivamente nos lo damos nosotros mismos cuando somos conscientes de nuestro sentir y necesidades y ponemos límites a nuestras relaciones. Pero también cuando actuamos de acuerdo a nuestros valores y eso es lo que nos define como personas y lo que nos acompaña siempre: la conciencia.
Me gusta tenerla tranquila y encuentro el equilibrio entre mis derechos y obligaciones, en todos los roles que desempeño.
ELEMENTO ESENCIAL
No hay salud sin salud mental.
Bajo esa premisa, se abre todo un mundo de trabajo y crecimiento personal. Se trata de encontrar un equilibrio en la balanza; en la balanza de nuestra vida.
Saber en qué franja de oscilación funcionamos bien para permanecer en ella de forma consciente, voluntaria y presente.
La vida y su devenir, nos desestabiliza sin quererlo.
De nosotros depende dejarnos llevar o izar las velas y dirigir nuestro barco. En el fondo, no hay mayor satisfacción que sentirte dueñ@ de tu destino al seguir navegando.
Salud mental es un concepto que engloba toda la vida, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. Comprende todas las etapas del ciclo evolutivo.
Pero me atrevería a resumirla en una frase:
¿Te sientes en calma?