Un pueblo en fiestas

  • 22 septiembre, 2023
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Un pueblo en fiestas

Carta remitida a un villenero contando las sensaciones vividas en fiestas por un alicantino.

Para empezar te diré que llegamos sobre las 11:30h y después del aterrizaje, fuimos en busca de la plaza de Santiago, con el propósito de asistir al Pregón, para posteriormente disfrutar del recorrido que iniciaría la Banda Municipal de Villena, de lo que creo que venís a llamar “Fiesta del Pasodoble” o algo similar.

A partir de aquí, relataré sólo lo que viví en primera persona, ya que al ser dos, las percepciones pudieran variar en algún sentido. Aunque ya te digo que lo que sentimos mi pareja y yo, fue algo muy similar.

Si bien es verdad que no pude disfrutar plenamente del pregón, ya que el volumen resultó algo bajo para destacar lo suficiente, ante el gran murmullo provocado por todos los presentes en la plaza. Por las reacciones generalizadas, parece que debió de ser interesante. En cuanto a lo que pude entender, sí eché en falta quizá, una composición más literaria del mismo, pero como te decía, el contenido debió de ser interesante en su generalidad, a juzgar por la respuesta de las y los villeneros. Me encantó escuchar a toda la plaza al unísono, cantar lo que me dijeron que era el himno de Villena (así me lo contaron).

Lo que vino después fue algo muy emotivo para mí. Como bien conoces, tengo un pasado como músico y presenciar y disfrutar de unas agrupaciones musicales, de las que ninguna bajaba de los cuarenta o cincuenta componentes (más de ochenta creo haber contado en varias, además de la municipal), encabezadas por representantes de las distintas comparsas, fue un deleite para el espíritu.

Después del paréntesis para el avituallamiento, nos dispusimos para el plato fuerte del día: La Entrada.
No me extenderé demasiado – creo -, porque tampoco sé si podré reflejar lo que viví. Pero a modo de resumen, te diré que no estuve en las Fiestas de un Pueblo, sino en un pueblo en fiestas. Estas son para mí, las cuatro palabras con las que mejor puedo definirlo.

Fotografía de Jesús Redondo

Fueron muchas las diferencias que aprecié respecto a otras celebraciones de Moros y Cristianos. Al margen de saber que Villena es lugar de estreno y punto de partida de indumentarias, que luego girarán por el resto de nuestra geografía, me sorprendió muy gratamente ver una entrada mora, en que gran parte de las comparsas, filás, escuadras (me queda mucho que aprender de cómo las denomináis), desfilaban a ritmo de pasodobles, impregnando un aire tremendamente festivo, desenfadado y participativo. Sí bien es cierto, que todas las filás especiales, recorrían las calles con marchas moras.
Los trajes de estreno, maravillosos tanto los de la parte mora, como los de la cristiana. A destacar el desorden ordenado de los Piratas, que me hicieron reir con sus “volteretas”, que el público les demandaba una y otra vez.

Otro elemento diferenciador, son los Cabos, hombres, mujeres, adolescentes, niños y niñas. No ví en ellos ningún adorno que me llamara la atención en sus gestos y/o arengas. ¿Sabes por qué? Fácil: esos adornos no los aprecié, porque lo que transmitían era pura emoción y entrega. No les hizo falta florituras, para hacer que todo el público espectador disfrutáramos y nos contagiáramos de su alegría.

Quiero destacar también, el comportamiento cívico de un Pueblo en Fiestas. Gente acogedora, dispuesta a colaborar y resolver cualquier consulta que tuviera, por simple que esta fuera.
En definitiva, querido amigo, para mí, para nosotros, fue un día inolvidable.

Me encantan las fiestas de mi Tierra y si encima son como las de Villena, esto ya es un Plus.

Ángel Muñoz

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