Tarayales, los bosques de la Laguna de Villena

  • 28 enero, 2022
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Tarayales, los bosques de la Laguna de Villena

Hace poco tiempo vivimos en Villena un proceso de presupuestos participativos, en los que la ciudadanía propuso y votó actuaciones que, según los intereses de cada persona o colectivo, deberían llevarse a cabo. Una de estas propuestas ha sido la recuperación de alguna zona de la Laguna para recrear lo que ella supuso para nuestro entorno. Esta propuesta ha tenido una gran acogida social, quizá por el cada vez mayor acercamiento a la naturaleza que hoy se vive; o quizá por esas imágenes de los flamencos volviendo a la Laguna, que pudimos ver en todas las redes sociales mientras estábamos confinados, y que incluso muchos de nosotros no habíamos visto nunca. Nos gustaría soñar con esa idea romántica de volver a recuperar parte de nuestro patrimonio natural, que perdimos un 23 de abril de 1803 cuando el Rey Carlos IV decretó desecar la Laguna, a través una acequia: la acequia del Rey. Revertir este hecho y volver a ver la Laguna con los ojos del príncipe D. Juan Manuel –quien la describe como un paraíso cinegético en su “Libro de la Caza”, en 1325–, me temo que es una utopía; pero recrear un trocito de la Laguna, recordando lo que fue, es un clamor popular.

Para realizar esta reconstrucción hay que tener en cuenta cuál es el paisaje vegetal de una laguna endorreica, que recoge aguas con un elevado contenido en sales, en una zona de escasas precipitaciones como es el Valle de Villena. Pues sin mucha imaginación, sólo viendo ecosistemas semejantes, entenderemos que son los tarayales (bosques de taray) los que deberían circundar este espejo de agua. Los árboles del género Tamarix L. –conocidos como tarajes y tarayes–, tienen su centro de origen en Irán, y desde ahí se han dispersado por ambas costas del Mediterráneo a través de saladares, ramblas y ríos intermitentes, bajo climas áridos y semiáridos, hasta la península ibérica; y aquí, en esas mismas condiciones climáticas, pueden reconocerse hasta tres especies nativas, de las cuáles dos crecen en Villena. Como curiosidad de este viaje de dispersión quiero destacar las formaciones boscosas de Tamarix nilotica (Ehrenb.) Bunge (= Tamarix mannifera Ehrenb. ex Bunge), que era de lo poco que tenían para comer Moisés y su pueblo, camino de la tierra prometida: “el maná”. Y es que el maná, del que habla la biblia y que les proporcionaba Yavé a diario, es realmente un exudado azucarado que produce esta especie de taray como respuesta a la picadura de la cochinilla Coccus manniparus Hemprich & Ehrenberg, 1829.

Pero volvamos al Valle de Villena. Las pocas precipitaciones que recibimos en nuestra zona han favorecido la presencia de saladares interiores, como los que todavía podemos encontrar en los supuestos límites de la Laguna. Los que se encuentran al norte, conocidos como los saleros de Requena, albergan un tarayal formado por una especie muy singular, Tamarix boveana Bunge, que se desarrolla sobre suelos muy salinos; por el contrario, en toda la zona de la antigua Laguna, de una manera dispersa y mucho más abundante, encontramos la otra especie Tamarix gallica L. Y, en estos momentos, seguramente alguien que sepa algo de este asunto estará pensando: “La autora se ha equivocado, porque el otro taray de Villena es Tamarix canariensis Willd.”… Pues bien, los trabajos moleculares más recientes sobre el género han puesto de manifiesto que esta última especie se restringe sólo a Canarias, y que las poblaciones ibéricas y mediterráneas identificadas como Tamarix canariensis corresponden en realidad a Tamarix gallica. Probablemente, el mismo lector aventajado de antes, ahora se estará diciendo: “Pues la verdad es que era muy complicado diferenciar estas dos especies morfológicamente, y se hacía sólo por su distinta ecología”. Por su parte, las dos especies que encontramos en Villena son muy fáciles de diferenciar entre sí: mientras que en T. boveana las flores se disponen en racimos gruesos, los racimos de T. gallica son mucho más finos.

Actualmente, tenemos todo lo necesario para poder restaurar algo de esa laguna perdida y, lo más importante, tenemos poblaciones naturales de taray en esa área que aseguran el éxito de la restauración, puesto que estos árboles que encontramos dispersos en el Valle son los vestigios de esa Laguna añorada por los villeneros.

Tamarix http://www.floraiberica.es/floraiberica/texto/pdfs/03_067_01_Tamarix.pdf

Villar et al. (2019) Out of the Middle East: New phylogenetic insights in the genus Tamarix (Tamaricaceae) https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jse.12478

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