Callejear. Me gusta patear calles sin orden ni concierto. Puede que empiece a subir por San Isidro, cruzo el semáforo, sigo subiendo y en la calle del Copo decido doblar
De pequeño, cuando mi hermano se bañaba en un barreño de zinc, nunca olvidaba llevarse a indios y vaqueros, con caballos incluidos. Pasaba buenos ratos haciendo ruidos de trote, de