Los técnicos

  • 18 agosto, 2010
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Los técnicos

        No recuerdo otra legislatura en la que se hiciese tanta mención a los técnicos como lo está siendo en la actual. Los partidos políticos los tienen en su vocabulario habitual, siendo el Equipo de Gobierno el que hace más gala de su uso. Hace unas fechas la alcaldesa de Villena,sra. Lledó, comentó públicamente, en relación al tan traído y llevado asunto de las vías del ferrocarril a su paso por la localidad, que la mejor opción sería aquella que mejor dictaminasen “los técnicos”. Hay que entender que en esa afirmación lo que se pone de relieve es el mayor conocimiento de personas preparadas para dilucidar lo que es mejor o peor, y tomar la oportuna decisión. Pues bien, me temo que en esa puesta en escena hay algo de trampa. Me explico. Es notorio y evidente que la ciencia y la técnica que lleva aparejada disponen de un prestigio que no tiene, en absoluto, la política. Es de sobra conocido la mala reputación de la llamada “clase política”, ganada a pulso en sus prácticas cotidianas; por ello sabedor de esto el político, viene a apoyarse en otros fundamentos menos contestados y más racionales para complementar más sólidamente su decisión. Así el constante y recurrente uso de “los técnicos”, aunque hay acciones de gobierno que no se entenderían sin la necesaria contribución de quienes se dedican profesionalmente a esos menesteres. Algunos ejemplos: la rambla Conejo, el alcantarillado, los cimientos de los edificios públicos, el trazado de las líneas de telefonía o gas… En estos casos, el político tiene que dejarse asesorar por los empleados que mejor saben actuar en cada ocasión. Sin embargo, otros aspectos que atañen a la vida de una ciudad, presente o futura, se adoptan por los gobernantes en función de sus intereses o de intereses de allegados, eso sí, bajo el paraguas del dictamen del técnico. Digámoslo claro: el gobernante acoge en su seno los informes de los técnicos según le vayan las cosas, si es para refrendar su opinión, son bienvenidos; si es para corregirla o criticarla, sencillamente se guardan en el cajón a esperar mejor vida.

       Un asunto tan trascendente para la ciudad de Villena, como es el trazado del ferrocarril -digamos de cercanías–, ya saben que el AVE ha sido alejado, es de capital importancia que sea objeto de debate serio entre todas las fuerzas políticas y llegar a un consenso claro y determinante. Es obvio que no vamos a ir contra el sentido común y hacer pasar el tren por un pasillo que no cabe, ¡faltaría más!, pero esta decisión de por donde van las vías debe ser decisión política y los técnicos actuar en consecuencia. Nos jugamos mucho en el futuro. En este caso como en tantos otros, la opinión del experto es digna de tener en cuenta, claro que sí, pero no escudarse en esos informes “técnicos” para arrimar el ascua a la sardina del mandatario o mandataria. En pocas palabras, hoy día la técnica tiene muchos recursos para hacer una cosa y la contraria.

       Lo que hoy denuncio en mi escrito es la ligereza con que se estiman o desestiman lo informes de los técnicos. Les hago una simple pregunta, piensen: la remodelación del Paseo Chapí ¿es fruto de los técnicos o del equipo de gobierno actual de Villena?, porque el técnico puede decir que tal o cual árbol no es conveniente, o suprimir arbustos, o cambiar la fuente de orientación…, pero ¿quién decide?. Cada cual que piense lo que quiera. Les hago otra pregunta sencilla: ¿se puede hacer un aparcamiento de coches debajo de una plaza de toros y no se puede hacer debajo de una calle?, ¿quién decide, el técnico o el equipo de gobierno?.

       Es normal que si el Ministerio de Fomento traza una carretera, si hay que hacer un puente, se hará, o un túnel, pues claro, pero lo que ya no tengo tan claro es si esa carretera pasará por el coto del marqués. Y para rematar la faena, ¿cómo es posible que un Ayuntamiento tenga sus propios “técnicos” y se recurra a “técnicos foráneos”?. Hay complejidades que traspasan los límites del municipio, pero hay otros casos más domésticos que deberían ser fruto del trabajo y opinión de los de casa.

       Para acabar, no entiendo muy bien cómo un documento elaborado por los técnicos de la Universidad sobre algo tan sensible para la ciudadanía de Villena como es “los malos olores”, puede dormir el sueño de los justos. ¿Acaso el informe no es complaciente con el equipo de gobierno?. ¿Acaso no nos merecemos saber el contenido del mismo ya que somos sufridores?.

       Mucho ojo con los técnicos, no los utilicemos como arma arrojadiza. 

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