Los Moros Viejos estrenan Alcazaba
- 30 agosto, 2025
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Las puertas de la “Alcazaba” de los Moros Viejos se abrieron por primera vez el pasado 2 de agosto. La inauguración ponía fin a meses de trabajo y a una idea que, como reconoce el presidente de la comparsa José Fillols, “llevaba años rondando, pero nunca nos habíamos atrevido a dar el paso”.
Con esta inauguración, los Moros Viejos tendrán dos sedes sociales. Una. la que ha sido su casa para todo en la calle Parrales – y que ahora será la sede administrativa- y la Alcazaba, que sirve para dar refugio a los socios para comidas, asambleas y distintos eventos.
Después de cuatro décadas en la calle Parrales y el incremento de socios, las limitaciones del local se hicieron evidentes. “Nos quedábamos pequeños. La cocina no reunía las condiciones para elaborar tantos almuerzos y comidas. Usábamos mucho la calle para organizar actividades y eso, a la larga, no era cómodo ni seguro”, explica Fillols.
Ante esa situación, la junta directiva empezó a plantearse una solución. No era la primera comparsa en tener dos propiedades, pero sí la primera en separar funciones de forma tan clara.
El momento clave llegó una noche de viernes de 2023. Fillols reunió a su equipo más cercano y les dijo: “Esto lo vamos a trabajar para conseguirlo”. A partir de entonces, la búsqueda fue discreta. Se visitaron varios locales con una inmobiliaria de confianza, dieron con un espacio que encajaba.
En diciembre, durante las fiestas navideñas, la decisión estaba tomada. El local ofrecía lo que buscaban: amplitud, accesibilidad y posibilidades de adaptación. Aun así, quedaban preguntas: ¿para qué serviría? ¿Cómo se repartirían las funciones con la sede de la calle Parra? ¿Quién pagaría el coste?.
La respuesta se definió pronto. La Alcazaba se destinaría a almuerzos, comidas, reuniones importantes y actos de convivencia. La sede de la calle Parrales mantendría las oficinas y el trabajo administrativo.
Además, será la residencia de los músicos en fiestas y el lugar de encuentro de “El boato del embajador.
El local cuenta con 150 metros cuadrados y se reparte en dos plantas. La inferior alberga cocina y comedor; la superior, almacenamiento y zona para preparar el boato. Antes, para las fiestas, la comparsa alquilaba hasta tres locales adicionales. Con la Alcazaba, ese gasto desaparece.

Fillols insiste en que la nueva casa no es solo para los socios. “La comparsa siempre ha tenido claro que su sede debe estar abierta al pueblo. En fiestas, todo el mundo podrá entrar, con la única limitación del aforo legal. Si hay que restringir, se dará prioridad a los socios y sus acompañantes, pero la idea es que sea un punto de encuentro”.
Fuera de fiestas, el uso dependerá de lo que decida la asamblea. No funcionará como restaurante, pero sí podrá acoger eventos organizados por socios. “No será un negocio de hostelería, sino una herramienta para la comparsa”, resume el presidente.
La financiación era el gran temor. “Cuando dices la palabra ‘derrama’, a todos se nos ponen los pelos de punta”, reconoce Fillols con una sonrisa. La junta optó por un plan de viabilidad: subir la cuota anual de los socios adultos en 30 euros, incluyendo el IPC en el caso de los socios salientes. Los niños quedaron exentos. El objetivo era no penalizar a familias numerosas ni a pensionistas.“Con ese aumento y con el dinero que ahorramos cada año por no montar la carpa —que costaba mucho y solo duraba unos días— hemos podido hacer frente al proyecto sin pedir derramas”, explica.
Para la junta, la Alcazaba no es solo un local nuevo. Representa un paso adelante en la organización y en la convivencia de la comparsa. “Es una ilusión, pero también una herramienta. Nos permitirá hacer mejor lo que ya hacíamos y, sobre todo, hacerlo juntos y con más comodidad”, concluye Fillols. Antes de fiestas y con motivo de la inauguración, la Alcazaba acoge una exposición fotográfica dedicada a la comparsa.