La política del chicle del PP de Villena: ilusión o ilusionismo
- 30 junio, 2025
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El Partido Popular en Villena ejerce una estrategia política que consiste en mascar los asuntos, centrando la atención en dos o tres temas relevantes según su criterio; estirarlos hasta la saciedad, repitiendo una y otra vez los mismos argumentos y las mismas críticas hasta resultar cansinos por exceso; y, eso sí, hacer ruido, mucho ruido, provocando e intentando mantener un falso malestar entre la ciudadanía. Eso sí, luego se les llena la boca de ilusión cuando solo es ilusionismo barato.
Valga como ejemplo la transformación de la Avenida de la Constitución. Las obras, con las comprensibles molestias y quejas vecinales, alargaron los plazos de ejecución previstos por diversas circunstancias, como se explicó muchas veces. Ahora es una satisfactoria realidad que disfruta la ciudadanía. Pero aún recordamos cuántas veces intentó el PP, sin lograrlo, enterrar la credibilidad del alcalde bajo el asfalto.
La única intención de los populares ha sido y sigue siendo despistar a la población, montando “performance” con invitados estrella, para hacerle creer que se preocupan por ella, que tienen un supuesto proyecto y ejercen eficazmente la oposición. Sin embargo, su primordial objetivo es desgastar al equipo de gobierno municipal apelando al caos o la inoperancia. Pero esa forma de hacer política, al final, se convierte en un molesto residuo, tan pegajoso como inútil, del que no es fácil desprenderse.
Al PP le importa muy poco la gestión de los servicios públicos. No hace falta volver a mencionar su pésimo proceder y nula diligencia en la plaza de toros, el parking subterráneo o el jardín aledaño a la pirámide cuyas lamentables consecuencias hemos sufrido hasta hace poco. Y, mucho menos, le quita el sueño la prosperidad de los vecinos y las vecinas. Sobre todo lo que busca es la confrontación por la confrontación, acudiendo a mentiras, cuando no a la traición del compañero de partido o al transfuguismo, para conservar el puesto.
Insiste el Partido Popular en que durante los últimos 14 años ha habido un gobierno de Verdes y PSOE, ninguneando de paso a VCD. Parece que consideran que la democracia es un problema y ponen en duda el criterio de la ciudadanía cuando elige libremente a sus representantes a través del voto. Por eso, tal vez, ahora quieren sustituir las urnas por encuestas telemáticas, a ver si les da mejores resultados. Se olvidan, sin embargo, haciendo gala de su actitud torticera, de que después de una mayoría absoluta de
los Verdes entre 2015 y 2019, en la que el PSOE estuvo en la oposición, fueron los socialistas los que consiguieron cosechar la confianza para ostentar la alcaldía en los siguientes comicios.
Los populares han lanzado recientemente una encuesta anónima con preguntas a los villeneros y las villeneras para conocer su opinión sobre diferentes asuntos. Si como afirman han sido cumplimentadas solo unas 200, la cifra resulta ridícula y escasamente representativa para un municipio que supera los 34.000 habitantes. Sin entrar en las deficiencias metodológicas y los sesgos al formular interrogantes o dirigir la respuesta, lo que resta valor científico y rigurosidad, esta iniciativa la enmarcan en la celebración del V aniversario de la ciudad, la mitad de la legislatura y la primera convención del PP local.
Una combinación tan ecléctica y heterogénea como oportunista y partidista que confunde, otra vez, churras con merinas, es decir, los intereses de Villena con los suyos particulares. Y al final no se sabe si se trata de un cuestionario estratégico para el municipio, un sondeo prelectoral para descartar candidaturas o un batiburrillo de todo un poco.
Según Miguel Ángel Salguero, Elche es el modelo que debemos copiar para nuestra ciudad. Quizás los villeneros y las villeneras deben saber que el presupuesto de la capital del Bajo Vinalopó acumula un déficit de ocho millones de euros; que los funcionarios municipales realizaron 45.000 horas extras por un importe de 943.000 euros en 2024 y aún se les debe el 25%; o que se han reducido a su mínima expresión las políticas de igualdad y diversidad.
La verdadera encuesta no es algo excepcional que se anuncia a bombo y platillo en los medios de comunicación. Se hace cada día pisando la calle, hablando con la gente cara a cara y manteniendo un contacto directo y cotidiano con el tejido asociativo. Algo que Carlos Mazón, que eligió a dedo a Salguero, no puede hacer y Fulgencio Cerdán, sí. A lo largo de los últimos años en Villena se ha reforzado la participación, dando voz y capacidad de decisión a la ciudadanía en múltiples ocasiones, procedimientos y formatos.
Por eso, hay que ser coherente, tener autoridad moral y no abusar del cinismo. No se puede exigir transparencia en Villena y practicar la opacidad en Valencia. No se puede usar a los vecinos y las vecinas como coartada en Villena y censurar e insultar a las asociaciones de víctimas de la DANA en Valencia. No se puede hablar de futuro en Villena y retroceder en derechos y libertades en Valencia y en Elche de la mano de la ultraderecha.
A ver si lo que pasa es que el PP de Villena solo se está justificando ante sus superiores de la Generalitat, vendiendo humo y chicles para mantenernos entretenidos con pompas vacías de contenido. Mientras, seguimos esperando a que comience la reurbanización de la ronda suroeste, el acceso a la estación del AVE, la construcción del colegio Príncipe Don Juan Manuel-Celada, se retomen las urgencias en el Centro Sanitario Integrado… Y otras actuaciones que son competencia autonómica.