36 Años de Historia, 25 de Matrimonio
- 18 julio, 2025
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Hay amores que nacen jóvenes, crecen con el tiempo y se fortalecen con cada etapa de la vida. Así es la historia de esta pareja de amigos que comenzó hace 36 años en el instituto, se consolidó con 11 años de noviazgo, y se selló con un “sí” del que se cumplen 25 años. Este 2025, celebraron sus bodas de plata, rodeados de quienes han sido testigos de su amor, su compromiso y su maravillosa complicidad. Omitiré en principio sus nombres por si no quisieran verse metidos en un jardín, sin comerlo ni beberlo. Los nombraré como ella y él.
Cada vez que tenemos noticia de una desgracia o un percance nos repetimos una y otra vez que “hay que celebrar todo en esta vida, por lo que pueda pasar”. Celebrar la vida, ya es bastante tarea. Así que cuando recibí la invitación para compartir con ellos sus bodas de plata, dos fueron las cosas importantes que tuve claras: la primera, que estaría con ellos, sin dudarlo, en un día tan especial. Cualquier otro plan quedaba aparcado. La segunda cosa fue, que entre solomillo y lubina como plato principal, prefería la lubina.
Y meses después de aquel primer anuncio, llegó el gran día.
La celebración comenzó, en realidad, la noche anterior. Ella recibió una sorpresa inolvidable: una serenata que culminaba bajo el balcón de su casa, con música, emoción y mucha complicidad. Él la esperaba bajo, con flores, y allí estábamos todos, acompañando a los músicos, contagiados por la magia de ese momento tan íntimo y especial. Fue el inicio perfecto de una gran celebración.
El sábado, el día grande, comenzó al mediodía, a la hora del vermut, en un conocido establecimiento del barrio donde los dos se han criado, del lugar que los vio crecer y enamorarse, casi por sorpresa. Rodeados de amigos y familiares, el ambiente fue de celebración desde el primer minuto.
Uno de los momentos más especiales fue la proyección de un vídeo que recogió los mensajes de los familiares más allegados, para la pareja. Mensajes de lo más natural, con una gran dosis de buen humor que provocaron que las lágrimas de emoción se fundieran con las risas. Porque así es esta historia: hecha de amor, pero también de alegría, de recuerdos compartidos y de mucho, muchísimo cariño.
Ya en el lugar de celebración del ágape, fue ella quien nos emocionó al recordar que su historia no comenzó hace 25 años, sino mucho antes, recién terminado el instituto. En esos años de pupitres, carpetas y primeras miradas cómplices se fue gestando algo que ha resistido a los sinsabores y al paso del tiempo. Recordó también que su relación ha estado marcada por las diferencias de carácter, pero esas diferencias han sido parte del equilibrio perfecto que los define.
“Él siempre ve el vaso medio lleno, y yo lo veo rebosante”, dijo con una sonrisa, entre risas y miradas cómplices. Y añadió que, a pesar de sus distintos temperamentos, supieron construir un proyecto de vida común, compartiendo sueños, creando una familia y enfrentando la vida con un amor que nunca ha dejado de crecer.
Casi al final de sus palabras, ello lo miró y le hizo una pregunta sencilla, pero cargada de historia, de vivencias, de días buenos y no tan buenos: “después de todo esto, ¿quieres seguir conmigo?” Y entonces, con esa serenidad que lo caracteriza, él respondió con una sola palabra, no hacían falta más. Dijo “Sí.”
En esa respuesta cabía toda una vida juntos.
No faltó detalle. Ella había preparado un mensaje personalizado para cada invitado, una muestra preciosa de su cuidado, su generosidad y el valor que le da a cada persona que forma parte de su vida.
Y todo regado con una buena dosis de música, que es él. Ella es poesía.
Y que suerte para mí estar en medio de ese baile. Un regalo emocional, lleno de recuerdos, momentos auténticos y una atmósfera que me hizo sentir en casa. Un espacio donde la emoción flotaba en el aire. Un abrazo improvisado, besos de bienvenida o de despedida, y una energía tan bonita que mi estado de ánimo subió como la espuma. Volví a casa en una nube, con el corazón lleno, y con la certeza de haber vivido algo único.
Su historia es una inspiración para quienes creemos en el amor duradero y también para quienes valoramos esas amistades que resisten el paso del tiempo. Porque el amor se celebra, pero también se celebra la compañía, el estar presentes, el crecer juntos, las horas al teléfono, los paseos en los que yo no dejo de hablar y hablar. Seguimos caminando juntas, como amigas de verdad, de esas que no necesitan explicaciones
¡Feliz aniversario! Que la vida os siga regalando años de salud, complicidad, desafíos compartidos y ese amor profundo que os hace únicos.
¿Y qué hago con los nombres? ¿Los digo o no los digo? Uf, que contrariedad. Pues no, no los digo.
Que vuestra felicidad abrace a todo el mundo. Os conozca o no. Gracias una vez más.
F. MARTINEZ