El break dance como filosofía de vida

Break Dance le denominan quienes ven este baile en parques y calles de las ciudades, entre ellas Villena. Para quienes están inmersos en este mundo el nombre correcto es b-boying, finalmente, un baile urbano asociado al hip-hop, que se convierte en toda una filosofía de vida, de vestir, de hablar, de sentir la música y el arte. 

Álvaro Medrano es de los pocos villenenses que han hecho de este baile una forma de expresarse. Afirma que son bastantes los que se han sentido atraídos por el b-boying y han empezado a hacer sus pinitos pero seguir en el camino implica sacrificio y una dedicación casi exclusiva. 

Medrano ha logrado junto a su grupo alicantino llegar a lo que denominaría, si fuera una competición deportiva, un europeo. Cuenta Alvaro, que por Villena han pasado los mejores bailarines de Europa. Con cinco años dentro de este mundo, Medrano se codea con lo mejor del viejo continente, no en vano, su grupo quedó entre los diez mejores del campeonato internacional realizado en Milán (Italia).

Carlos Castelló sigue los pasos de su amigo, ensayan juntos aunque el primero baila con un grupo alicantino y el segundo, junto a unos amigos de Elda. 

El break dance nunca ha sido un fenómeno de masas, pero la espectacularidad de sus piruetas, de sus pasos de baile, causan expectación. Medrano comenta “son muchos los vecinos de Villena que se paran al vernos bailar. Pero ahora han quedado huérfanos al estar el paseo Chapí, lugar de ensayos”. No obstante, en el torrido verano van buscando de parque en parque su hueco. 

La aparición de un programa televisivo como Fama ha hecho que la estética del hip-hop sea más conocida popularmente. Álvaro pertenece a “TEAM COSTA CREAM” uno de los grupos más jóvenes y toda una revelación en la provincia de Alicante y toda España.

Cada uno ensaya en su lugar de origen entre tres y cuatro horas, cuando tienen un bolo o un campeonato se reúnen para crear las coreografías conjuntas. 

No sólo son inimitables las piruetas de sus bailes, también son impronunciables los nombres que cada uno de los grupos adopta. Procedente este género de  USA, el argot que crean se basa en anglicismos. Este estilo que nació en los 70, llegó a su auge en España en los 80, ahora en la primera década del siglo XXI, es uno de los preferidos por los bailarines urbanos.