500 años de historia… ¿y qué legado dejamos?

Este año celebramos con orgullo los 500 años desde que el emperador Carlos I otorgó a Villena el título de ciudad. Medio milenio de historia que debería invitarnos a mirar atrás con gratitud, pero también a mirar al presente con responsabilidad.

Como ciudadano de Villena, no puedo evitar sentir una profunda inquietud. Mientras conmemoramos nuestro pasado con actos, palabras y celebraciones, vemos impasibles cómo uno de los parajes más ricos y singulares de nuestro entorno natural, el valle de la Sierra de Salinas, se transforma, a pasos agigantados, en un mar de placas fotovoltaicas.

No me malinterpreten. No estoy en contra de las energías renovables. Al contrario, sé que son parte esencial del futuro. Pero ¿a qué precio? ¿De verdad tenemos que destruir uno de los últimos espacios vírgenes de nuestra comarca para abrazar el progreso? ¿No había otra forma, otra ubicación, otra forma de hacer las cosas?

Lo más doloroso no es solo la transformación del paisaje, la pérdida de biodiversidad o la desaparición de un ecosistema que tardó siglos en formarse. Lo más doloroso es la indiferencia. Los vecinos y vecinas, nosotros y nosotras mismas, hemos mirado hacia otro lado. Salvo un pequeño grupo de personas y la Asociación Salvatierra, a quienes desde aquí reconozco y agradezco su lucha, nadie ha levantado la voz.

Quizá porque no lo hemos visto venir. O quizá porque nos han convencido de que no había alternativa. Pero algún día nuestros hijos, nuestros nietos, se preguntarán cómo permitimos que todo esto ocurriera sin apenas resistencia. Qué herencia ambiental les dejamos. Qué precio pagamos por nuestro silencio.

Villena cumple 500 años como ciudad. Ojalá esta efeméride no sea solo una excusa para mirar atrás, sino también un punto de inflexión. Porque aún estamos a tiempo, aunque cada vez menos, de pensar en el futuro con la misma responsabilidad con la que honramos nuestro pasado.

Miguel Ángel Berbegal, presidente de Salvatierra