La incierta vuelta al cole

  • 28 agosto, 2020
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La incierta vuelta al cole

“Dos españoles, tres opiniones” que diría aquél. Nunca me ha gustado hacer caso de los típicos tópicos pero hay que ser sinceros, con nosotros mismos, y reconocer que algunos de ellos, más allá de los estereotipos que tratan de encallar en nuestra manera de ser o comportarse, nos van como zapato de Cenicienta al pie. Dentro de toda la macedonia musical, que ha dado ritmo a nuestras caderas, destacaría una por encima del resto, que sería “Dos españoles, tres opiniones” del dúo español de pop independiente “Vainica Doble”: 

“Si dices blanco yo digo negro

si dices rojo yo digo azul

siempre diré lo contrario que tú.

Dos no riñen si uno no quiere

pero yo lo haré hasta el fin,

diré no si tú dices sí.

Dos españoles, tres opiniones.

No marques mi compás, amigo

si vas delante iré detrás,

antes que contigo.

A mi me da igual blanco que tinto

con tal de ser original

y siempre distinto.

En este país hay mucha gente

cada cual opina diferente

cada cual con su ego

para luego al final todos borregos…”

El estribillo sería que todos opinamos de absolutamente todo pero sin consenso alguno y, en muchas ocasiones, con puntos de vista antagónicos, pues, como dijo Ramón de Campoamor: “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira” verbalizamos, más que un arcoiris de colores,  todo un círculo cromático de opiniones variopintas. 

Madres, padres, AMPAS, sindicatos, gobierno central, gobierno autonómico, maestras, maestros, equipos directivos, responsable COVID, personal de limpieza…cada cual tiene su propio punto de vista sobre las medidas que van a adoptarse a partir de la vuelta al cole de nuestros queridos peques, pero el debate ha virado más a babor (hacia la crítica ácida) que hacia estribor (crítica constructiva). A pocos pasos de la vuelta al cole la incertidumbre es palpable pues si en algo estamos de acuerdo toda la tribu educativa es en que la toma de decisiones de la centralita (perdón, quería decir gobierno central, que insolente que soy) ha llegado muy, pero requete muy tarde, pues es difícil de asumir, digerir, metabolizar que las medidas a adoptar se pongan en conocimiento del público en general un jueves y el martes próximo l@s maestr@s vuelvan a los colegios. 

Llegados a este punto de la lectura, quiero abrir un paréntesis y aportar el toque cultureta al artículo (igual es porque últimamente estoy viendo “Saber y Ganar” y a nuestro inmortal Jordi Hurtado) refiriéndome al término democracia que como todo el mundo sabe viene de la antigua Grecia. Lo que puede que algunos desconozcan es que, en sus inicios, en esta forma de gobierno la elección por sorteo era lo más habitual ya que era vista como lo más democrático: las elecciones favorecerían a los más ricos, elocuentes y famosos, mientras que el sorteo repartía el trabajo de la administración entre toda la ciudadanía, integrándolos dentro de la experiencia democrática que, en palabras de Aristóteles suponía “gobernar y ser gobernado por turnos” (Política 1317b28-30). La asignación por sorteo de un cargo a un individuo estaba basada simplemente en su condición de ciudadano, y no en su mérito o cualquier forma de popularidad que pudiera ser comprada. Este método fue considerado un medio para prevenir la compra corrupta de votos y dar a los ciudadanos una igualdad política total, ya que todos tenían la misma probabilidad de obtener un cargo gubernamental. La asignación aleatoria de una responsabilidad a un individuo que puede o no ser competente tiene riesgos obvios, pero el sistema incluía algunos mecanismos para evitar estos posibles problemas. Los atenienses seleccionados por sorteo desarrollaban su labor como equipos. En un grupo lo más habitual es que alguien conozca la manera correcta de hacer las cosas, y los que no lo sepan pueden aprender de los que saben. Durante el tiempo que dura el desempeño de un cargo particular, cada miembro del equipo está observando a todos los demás.

¿Conclusiones?: viendo algunos especímenes, de la clase política actual, igual sería mejor volver al epílogo del “poder del pueblo”, como bien indica la etimología del vocablo,  y empezar a repartir números para la rifa democrática. 

Quiero pensar que las ecuánimes mentes pensantes que han reflexionado, concebido y elaborado las medias acerca de ratios, espacios y medidas de limpieza son, o han sido, maestros/as, son o han sido, madres o padres, son o han sido, alumnos/as; pues en ocasiones me da la sensación que son autómatas o inteligencias artificiales con las mismas dosis de educación emocional que las que yo dispongo de guaperas (vamos ninguna). Es evidente que hay más preguntas que respuestas. Allá van 10 preguntas que más que un SÍ o un NO tajante se podrán contestar con NS/NC. 

  • ¿Quién va a aceptar llevar a cabo la figura de “responsable COVID” dentro del claustro de profesores? 
  • ¿Quién va asegurar que los padres/madres tomen la temperatura de sus propios hijos diariamente antes de acudir al centro educativo?
  • ¿Quién va asegurar que los “grupos burbujas” sean compartimentos estancos al 100% en las entradas y salidas al cole o durante los recreos?
  • ¿Se han estudiado los efectos secundarios que puedan afectar al alumnado al portar durante 5 horas diarias una mascarilla?
  • ¿Se va a sancionar a aquellos padres que decidan no llevar a sus hijos al colegio metiendo en “el mismo saco” el absentismo a una emergencia de salud?
  • Si los maestros especialistas pasan a ejercer de tutores, en el momento que enfermen (toco madera, bueno toco Ikea entera, para que nadie caiga enfermo) ¿quien va a sustituir al maestro asignado al grupo burbuja? ¿se van a agilizar las sustituciones de maestros, por parte de Conselleria, o habrá que esperar unas 2 semanas como solía ser habitual? 
  • ¿Emergerá también el vigilante de mascarilla para todo aquel alumno/a que ose quitársela o se tendrá consideración con los alumnos/as asmáticos o con problemas de salud incompatibles con portar la propia mascarilla?
  • ¿Es la mejor solución, para aquellos centros que debido a situaciones excepcionales como obras en curso, y que no disponen de espacios extra como gimnasios, bibliotecas o salas de usos múltiples, simplemente asumir que no podrán reducir los grupos a 20 alumnos/as, antes que instalar aulas prefabricadas o utilizar dependencias municipales cedidas por el consistorio para tal efecto? 
  • ¿Quién va a etiquetar al cole en cuestión como centro escolar de transmisión no controlada para que se proceda a su cierre? 
  • ¿No debería haber existido una estrecha colaboración entre los redactores de la normativa de bares-restaurantes y los de centros educativos? Lo digo porque si el dicho dice que “los hombres vienen de Marte y las mujeres de Venus”, yo me adjudico la autoría de esta otra frase hecha “Los redactores de la ley de ocio son de Mercurio y los redactores de la ley de educación son de Plutón (y que conste que me resigno a aceptar la expulsión de Plutón de la categoría de planeta porque cuando recito de carrerilla los 9 planetas, según su cercanía al Sol, que me aprendí de pequeño, echo de menos a este pequeño diablillo

En definitiva, nos enfrentamos a la mayor crisis educativa de la historia reciente y ante un organismo desconocido carecemos de la receta adecuada que guste a todos (creo que ya que las croquetas gustan a casi todos de forma unánime, igual deberíamos probar a crear una vacuna antiCOVID a base de cobertura de croqueta). Todos los estamentos educativos están creando de la nada absoluto, están reinventándose a cada paso dado y desplazándose dentro de la más absoluta oscuridad. 

Los unos critican que las medidas a última hora son improvisación total y falta de previsión acuciante, los otros responden que es readaptación ante las últimas cifras de contagios para diseñar mejor la respuesta ante la situación del momento. 

Los unos aluden que la presencialidad del alumnado es el quid de la cuestión y es irrenunciable, los otros aportan que se ha demostrado que la enseñanza online puede ser una solución acompañada de permisos retribuidos a los padres, readaptación de la jornada laboral y aumento del porcentaje de teletrabajo desde el hogar. 

Los unos exponen que se piensa en todos menos en el bien más preciado que hay que tratar con cuidado, dada su fragilidad, porque “contiene sueños”: los niños/as. Los otros matizan que todas las medidas se han articulado en torno al alumnado y en preservar al máximo su salud a pesar que no han asignado una enfermera a cada centro escolar aún siendo una reivindicación histórica, incluso pre-COVID. 

¡Qué mala suerte! Hemos tirado los dados y hemos caído en la calavera de “el juego de la oca”…vuelta a la casilla de inicio de este artículo: “dos españoles, tres opiniones” 

Carlos Navaro Valiente

28/08/2020
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