De vez en cuando la vida

  • 5 noviembre, 2018
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De vez en cuando la vida

En la que probablemente sea una de las canciones más profundas y emotivas de su larga trayectoria profesional, Joan Manuel Serrat era capaz, en apenas seis palabras, de ilustrar esos pequeños milagros que se nos aparecen de cuando en cuando al amparo de nuestra existencia. De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla… decía el enorme artista catalán, y no le faltaba razón.

Y la vida, que no siempre es tan bonita y no siempre está dispuesta a tomar café, de vez en cuando viene en nuestro auxilio. Sobre todo cuando más se necesita, sobre todo cuando alguien precisa de ella por encima de cualquier otra cosa. La vemos en la desesperanza, en la desolación, en la tragedia, en muchos de esos callejones que no parecen tener salida más allá de la oscuridad.

Es esa mano amiga, esa que no te deja caer, que te anima a levantarte cuando dicha caída ha sido inevitable, que te empuja a seguir caminando en la oscuridad porque sabe que sí, que cuando la oscuridad acaba, el callejón se abre poderosamente a la luz. Hablo de compañerismo, de solidaridad. La hemos visto anteayer con las riadas de Mallorca, como la hemos visto tantas otras veces en el pasado. Al igual que la guerra puede sacar lo peor del ser humano, la desgracia ajena puede sacar lo mejor.

Ese dogma, también puede entenderse en pequeñas dosis. Lo pude comprobar por mí mismo la otra tarde. Solo era un cartel, un anuncio impreso sobre el cristal de un establecimiento de nuestra ciudad. No es que pasase desapercibido; de hecho, estaba bellamente decorado; pero es que hay tal cantidad de información a nuestro alrededor, que terminamos por ignorar la mayoría. Por fortuna, este no fue el caso.

Alguien (no desvelo el nombre porque no sé si estoy autorizado para hacerlo) se ofrecía como lectora a domicilio para aquellas personas que, gustándole la literatura, ciertas limitaciones le impiden dedicarse a la misma. Ese alguien anónimo,  dispuesto a visitar a quien así lo deseara, firmaba una frase exquisita que no puedo dejar de reproducir aquí: Si no quieres renunciar a ser lector/a tú pones los libros y yo pongo la voz. Ignoro el carácter del ofrecimiento, si se hace de manera altruista o lleva implícito un pago, pero en cualquier caso, es una iniciativa digna de admirar. Ya que, como decía antes, de vez en cuando, se nos aparece la vida.

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