Romeros del 23 de diciembre

  • 28 diciembre, 2018
  • Comentarios
Romeros del 23 de diciembre

Seguramente lo que voy a decir me convertirá en uno de los villenenses más impopulares del mes. Probablemente,  pocos entenderán las razones que esgrimo para mostrarme en contra de la jornada festiva organizada con motivo del traslado de la Virgen de las Virtudes desde su Santuario hasta la Iglesia de Santiago.

No es un  problema de fe. Ya he confesado en reiteradas ocasiones que, como muchos de nosotros, soy un ateo con contradicciones.  Un “no practicante” al que todavía le pesa su pasado de “creyente”. Uno de esos que dice que no cree, pero le pide a Dios por las noches y le reza a la “Virtudicas” para que no nos deje de su mano.

Ya les digo, que lo que me mueve a escribir sobre esto, no es precisamente mi falta de fe. Es que, aún a riesgo de que me lluevan bofetadas hasta en el carné de identidad,  sigo sin entender que algo tan grave como lo que está pasando en Las Virtudes, concretamente en su santuario, se haya convertido en motivo de celebración con el traslado de la imagen de la Virgen, haciendo que casi  pase inadvertido el hecho verdaderamente relevante, que es el deterioro del edificio en cuestión. Edificio que goza de gran atractivo histórico y artístico meritorio de especial protección y atención, además del valor sentimental  que en sí le da el hecho mismo de ser “santuario” y refugio de nuestra patrona, destino de peregrinaje, lugar de celebraciones religiosas etc.

La imagen de La Virgen debe ser trasladada, sin lugar a dudas. Pero lo que debiera haber sido una inmejorable ocasión para reivindicar la tantas veces denunciada dejadez del entorno de Las Virtudes,  ahora ya, puesta de manifiesto de forma alarmante con el cierre del Santuario, se convierte para los villenenses en motivo de celebración. Desde la Junta de La Virgen se trata de reproducir la romería de traída de La Virgen en Agosto, con motivo de las fiestas patronales, y a nosotros, que no nos va la marcha ni nada, ya  nos ha dado por planear almuerzos, comidas y quedadas para celebrar “el desastre”. ¡Venga, jaleo, que no se diga!

Además de aprovechar para reabrir el debate sobre la traída de la Virgen,  volver a sacar a relucir la propuesta de que sea devuelta al Santuario más allá del 9 de septiembre, la titularidad de las paradas del día de la Procesión, o de si la Virgen es del Pueblo, y sobre todo, aprovechar para hablar de fiestas, digo yo que algo más se podrá hacer. ¿Vamos a ser capaces de organizar un concierto benéfico con la finalidad de obtener ayuda económica para la confección de un manto (otro) para la Virgen? Y …¿no vamos a ser lo suficientemente dispuestos para obtener financiación para la reforma urgente de un edificio de tan singular valía histórico-artística?

Hágame caso y añada usted a su lista de temas tabú para tratar con la familia en Navidad, además de la política y la religión, las Fiestas, porque con la  romería del 23 de diciembre, los moros y los cristianos, salen fijo a relucir en la mesa de Noche Buena, fijo.

Así pues, desde la indignación por el desaguisado, les vengo a desear a Ustedes una FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO 2019, y supongo que, aunque con la  boca pequeña, debería decir además, Día 4 que fuera y Viva la Virgen de Las Virtudes.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *