De himnos

  • 17 junio, 2022
  • Comentarios
De himnos

No es que yo sea un defensor acérrimo de los signos y símbolos patrios, ya hablemos de nación, comunidad o municipio. Yo me siento ciudadano del mundo, y no de todo el mundo, y casi que ya ni de un poquito de mundo, tal y como está el patio, pero lo que es, es.

Hablemos de himnos. Empecemos por el Himno Nacional. De más a menos. Ese que no tiene letra,  pero es que aunque se la pusieran, no se la  aprendería nadie. Seguiría cantándose como hasta la fecha: lo, lo, lo, tencha tencha  o nana, na. Este himno  parece que ha quedado relegado a eventos deportivos de relevancia internacional,  los actos relacionados con las fuerzas armadas, la monarquía y un pequeño etcétera. ¡Pero qué gustazo ver a la Selección Española en pie, formada mientras suena nuestro himno y la afición entona el lololo!

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, diré que el mundo del fútbol es el más prolífico en himnos, los más cantados y aclamados. Mis preferidos, el del Centenario del Sevilla y el Txuri Urdin de la Real Sociedad, que me sale de lujo.

Vamos ahora con el Himno a Valencia. El de nuestra comunidad autónoma. Si digo que los  villenenses, o al menos, una gran mayoría de nosotros, no nos sentimos identificados con la Comunidad Valenciana, creo que no digo ninguna mentira. Ya sea porque nos encajaron un tanto a la fuerza en la provincia de Alicante, según dicen los biógrafos de D. Joaquín María López y de eso no haría  tanto, o  por nuestra condición de población  limítrofe, entre Albacete, Murcia y Alicante.  Que  no es exclusivamente un tema de lengua. No hablamos valenciano como tampoco se habla en otras poblaciones de la comunidad. No lo he investigado en profundidad, pero haberlos, hailos.   El caso es que al parecer, los de Villena, que somos la …. hemos creado o inventado una identidad propia y específica, la de villenense o villenero, gentilicio  incorrecto pero más extendido, que trasciende fronteras. Soy de Villena.

Esto podría influir de manera especial en el  hecho de que en nuestros actos oficiales no suene nunca el Himno a Valencia, como sí  suele ser habitual  en otras poblaciones, muchas de cuyas bandas de música participan en nuestras fiestas de Moros y Cristianos. Raro es que los conciertos que ofrecen en sus poblaciones de origen y a los que hemos tenido el placer de acudir por aquello de los hermanamientos, no finalicen con el Himno a Valencia y el público en pie. En Villena, en alguna ocasión se han lanzado  a tocarlo cuando la bandera hace su entrada como emblema oficial de la comparsa en la sede. Y nos ha resultado muy extraño. Entre perplejos, ruborizados y con cierta risa irónica lo recibimos.  Y que conste que a mí me gusta, me lo sé y además en la versión original, en valenciano. ¿Qué le voy a hacer si yo…?

Y llegamos ahora al ámbito territorial que nos es más próximo, el municipio. La ciudad de Villena. Muy noble y muy leal. También alabadas sus excelsas virtudes en un himno con letra de himno, decimonónica, un tanto rebuscada pero que es la que es. Un amigo músico me corrigió una vez una conducta que repetimos por costumbre, sin mala fe, y tal vez por desconocimiento. Sonaba La Morenica y el público se puso en pie. Mi amigo me instó a permanecer sentado porque La Morenica es un pasodoble, no un himno. Y no es de recibo que nos pongamos en pie. Bueno, a veces lo hacemos cogidos del bracete y balanceándonos, como cuando se desfila. Eso no cuenta, creo.

 Pero entonces, si tan poco nos cuenta ponernos en pie,  por qué no lo hacemos cuando sí  suena el Himno a Villena. Yo hice un tímido  amago el pasado sábado, en la Presentación de Nuestras Regidoras, cuando sonó el himno, magistralmente interpretado por esas tres voces candorosas. Y alabé la elección del broche final del acto ameno, emotivo e institucional. Lo dicho, hice el amago, pero me quedé sentado al ver que nadie de los presentes se levantaba de su asiento. Hice como hago en misa, hacer lo que hacen los demás. Tengo un pasado de  católico practicante pero de no ejercitarlos, los ritos se van olvidando. Así que lo más sensato es observar e imitar.

Pues no, no hubo gente en pie durante la interpretación del Himno a Villena, que yo viera o viese. Y extrañamente, y no reprochable dadas las ganas de fiestas que habemus después de dos años de paroncico festero, sí nos levantamos para celebrar “La Entrada”, pasodoble al que también le hemos cambiado la letra por costumbre popular, supongo.

No seré yo quién le afee la conducta a nadie por no  levantarse cuando  toca. Pero que nos lo podíamos hacer mirar, pues lo digo.  ¿Qué los  de Villena somos la….y viva la madre que nos parió? Efectivamente. 

¿Que nos llenamos la boca de nuestro amor y pasión por Villena y le plantamos un monumento delante del teatro de “no te menees”? Cierto. Pues tampoco está de más un gesto de respeto a la tierra que nos vio nacer, o nos adoptó, con una plantoncico cuando suene el Himno.

Y si me meto en un jardín, pues que broten flores.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *