Cien años

  • 22 febrero, 2022
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Cien años

El pasado 28 de enero el salón de actos de la Casa de Cultura acogía un acto especial, el que servía como pistoletazo de salida a la extensa agenda de actividades que habrán de dar cumplida celebración al centenario de nuestra Banda Municipal. Fue esta una declaración de intenciones en la que, para mi gusto, sobraron palabras y faltaron imágenes (ese vídeo que dejaba intuir el cúmulo de sensaciones y recuerdos que encierran cien años de historia me supo a poco), pero donde quedó claro que el propósito de la comisión creada al efecto es que todos los ámbitos de la sociedad villenense se sientan parte de tan magno cumpleaños.

Tal propósito no es baladí. Al fin y al cabo, la Banda es de todos, del mismo modo que la música es un aspecto esencial de nuestra identidad como población. Desde que en 1922 echara a andar un proyecto del que Francisco Bravo, su primer director, fue pieza esencial, esta agrupación musical ha estado presente en el devenir histórico, social y cultural de Villena.
A lo largo del año que tenemos por delante, serán diversas y variadas las actividades a celebrar con motivo de esta conmemoración. Habrá tiempo para los conciertos, como no podía ser de otro modo. Habrá tiempo para la formación. Habrá tiempo para el divertimento. Y habrá tiempo también para la nostalgia, ya que en el concierto del ecuador festero retomarán la batuta de nuestra Banda los directores que fueron de la misma en el pasado.

En el acto mencionado, salió una y otra vez la fecha de fundación de la laureada: 1922. Y a poco que se analice, se puede descubrir que aquella década del pasado siglo fue efervescente en lo que a la música se refiere. No en vano, en ese mismo año y en el mismo desfile en que se dio a conocer la Banda, se estrenó el pasodoble La Entrada, de Quintín Esquembre.
Tres años después, se inauguraba con el boato propio de su categoría el nuevo teatro Chapí, que vendría a sustituir al de madera destruido algún tiempo atrás. El proyecto del nuevo edificio se había gestado en 1914, pero una serie de vicisitudes, sobre todo de índole económica, ralentizaron la construcción hasta paralizarla definitivamente en 1919. Curiosamente será en el mentado 1922 cuando se encuentre la solución al problema y el proyecto se retome de nuevo.

Con obstáculos o sin ellos, la cuestión es que el teatro pudo terminarse y la sugerente música de La tempestad tuvo el honor de llenar cada rincón del edificio, cada centímetro del escenario, de las bambalinas, del patio de butacas, el día de su inauguración. Estoy seguro de que tal efeméride también será motivo de una gran celebración en el próximo 2025.

Pero volviendo a la Banda y a su programa de actividades, el mismo tendrá como uno de los momentos álgidos la Entrada del 5 de septiembre. Será difícil abstraerse a los sentimientos a flor de piel que va a suscitar un desfile como ese. A la emoción que provocará su paso por las calles principales de nuestra ciudad al ritmo del pasodoble de Esquembre. Estoy seguro de que nada ni nadie, ni siquiera ese virus del que por desgracia llevamos hablando tanto tiempo, podrá impedir que sea de ese modo. Nuestra Banda Municipal lo merece. Todos lo merecemos.

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