Una ola color violeta

  • 7 marzo, 2019
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Una ola color violeta

La ola que está arrasando con la discriminación, la violencia y la desigualdad

Este viernes 8 de marzo se conmemora otro año más el Día Internacional de la Mujer. Este día nació como resultado de la lucha, el sacrificio, el tesón y las lágrimas de millones de mujeres, que, en la actualidad y por desgracia, siguen siendo necesarios para reivindicar nuestros derechos como seres humanos.

Actualmente estamos viviendo la cuarta ola del feminismo, un momento trascendental e histórico, consecuencia del machismo y del sistema heteropatriarcal en el que vivimos. Esta ideología posiciona a las mujeres y a otros colectivos por debajo de los hombres y ha provocado y revitalizado la lucha feminista para reclamar los derechos de las mujeres y el valor de la diversidad.

Este movimiento globalizado no es una moda, como muchos anuncian y difaman, de hecho, antes se nos quemaba por brujas y ahora se nos intenta desacreditar llamándonos feminazis. Una palabra curiosa, puesto que intentan unir el término Feminismo, que es el principio de igualdad de derechos entre la mujer y el hombre, con el Holocausto nazi. No sé en qué momento cometimos el genocidio, ya que, hasta ahora, las manifestaciones reiteradas de millones de mujeres, a lo largo del mundo y en su totalidad, han sido pacíficas y sin altercados. Todas a una, como hermanas y no como enemigas, que es lo que el discurso machista nos ha querido vender hasta ahora. Por tanto, este término solo puede ser absurdo por el símil y tremendamente ofensivo para todas las personas afectadas por el nazismo y el machismo.

Es cierto que se ha progresado mucho respecto a cómo vivía la mujer décadas atrás,  y que en la legislación actual está escrita la palabra igualdad. También es cierto, que en España no se practica la ablación femenina como en otros países, el matrimonio infantil o multitud de aberraciones hacia la mujer. Pero, también es incuestionable, que es el tercer país según la ONU en el ranking de demanda de prostitución, que se denuncian de cuatro a cinco violaciones con penetración diarias, más las que no se denuncian o las que no son consideradas como tal y el porcentaje sigue subiendo cada año. Que la violencia machista, ya sea sexual, verbal o física está a la orden del día, con 47 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2018, 27 niños/as asesinados por la misma razón y 39 menores huérfanos. Entre 2009 y 2016 las condenas por denuncias falsas fueron 79, frente a las 1.055.912 denuncias por violencia de género presentadas en esos ocho años, es decir un 0.01%. Se sigue consumiendo pornografía infantil, de violaciones y situaciones vejatorias hacia la mujer. Seguimos teniendo miedo cuando salimos solas a la calle de noche, necesitamos que nos acompañen o llamamos a alguien para sentirnos seguras y/o avisamos cuando ya estamos en casa y respiramos tranquilas al cerrar la puerta tras nosotras. Tenemos una brecha salarial del 30%, pensiones más bajas, precariedad laboral y cargas familiares mayores que las de los hombres. El acoso en las calles o en el trabajo está normalizado o se invisibiliza, y muchos etcéteras más.

Hay personas que siguen sin ser conscientes de las barbaridades a las que las mujeres somos sometidas o el reto que implica serlo, ya sea en España o en cualquier otro lugar. Somos ciudadanas del mundo, y nuestra lucha es global. Es la lucha por los derechos de todos los seres humanos, por una vida digna, igualitaria y segura. Esta ola teñida de violeta, es la que arrasará con la discriminación, la violencia, la desigualdad y el heteropatriarcado.  Desde el PSOE secundamos y animamos a la participación en la huelga de educación, consumo y cuidados del 8 de marzo. Solo así seguiremos impulsando el cambio real, tan necesario para una sociedad sana y paritaria. Luchemos por las que nos precedieron, por nosotras y por las que vengan en el futuro. Solo unidas lo conseguiremos.

 

Fdo.: Elena Benítez Tomás

 

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