¿ Y si Pedro Sánchez hablara con los bibliotecarios y bibliotecarias?

  • 11 agosto, 2019
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¿ Y si Pedro Sánchez hablara con los bibliotecarios y bibliotecarias?

Envueltos como estamos en momentos revueltos para conformar el gobierno de la nación, donde, de nuevo, faltan palabras para entenderse y donde a la vez , no hacen más que verterse palabras en intentos de reconciliación de lo que nunca debía haberse roto, pero además, intercambiando y (supongo), que repitiendo palabras con todas las agrupaciones sociales que se puedan imaginar, me llama poderosamente la atención que Pedro Sánchez no se reúna con, precisamente, aquel colectivo que está al frente de las instituciones públicas más democráticas que hay en estos momentos en nuestra sociedad: los bibliotecarios y las bibliotecarias.
Sí. Las bibliotecas, en este mundo diverso, multicultural, globalizado…. son las instituciones públicas más democráticas que existen en la actualidad en nuestra sociedad. Porque las bibliotecas tienen las puertas abiertas a absolutamente todo el mundo, sin necesidad de respuestas correctas para poder cruzar el umbral de las mismas, sin necesidad de papeles para disfrutar de todo lo que se puede encontrar en ellas, sin necesidad de una edad determinada para emitir un voto que las puntúe, y sin requisitos de religión, sexo, raza, procedencia, niveles de salud física o mental, peso, tamaño o gustos. Nada se pregunta cuando alguien decide entrar a una biblioteca. Y esto hace que las bibliotecas sean, realmente, un verdadero servicio a la comunidad. Y los bibliotecarios y bibliotecarias, los mejores espectadores de cómo va el mundo .
El escritor Antonio Basanta, felicitando a su madre en el día de mayo en el que se felicita a las madres, decía que “mi primera biblioteca fue mi madre”. Porque Basanta, imagino, que se refería a su madre como la persona que le había dado sus primeras palabras, contados sus primeras historias, le había abierto el camino a la lectura, le había enseñado a escuchar… en definitiva le había descubierto las puertas del mundo, sin cerrojos. Como las bibliotecas
Pero seguro que además, esa madre, había sido refugio, abrazo, caricia, calma, tranquilidad, búsqueda de soluciones ante los problemas…. como las bibliotecas.
Y esa madre siempre había estado alerta, preocupada por las posibles necesidades de su hijo, necesidades de todo tipo, físicas y emocionales, indagando en él, preguntando, estudiando el entorno para obtener algo que pudiera sanar estas necesidades…. como las bibliotecas.
Y lo mejor, es que esa madre, tuviera los hijos que tuviera, fueran más guapos, menos inteligentes, hubieran decidido seguir estudiando o no, independientemente de su orientación sexual, de su religión, de si eran niños o niñas, o incluso de si eran de padres diferentes… esa madre había sido biblioteca para cada uno de ellos, por igual, invirtiendo sus energías en cada hijo de manera equitativa… sin preguntas, dando solo respuestas para facilitarles su día a día. Como las bibliotecas.
Como las bibliotecas……con sus bibliotecarios y bibliotecarias al frente.
Visto esto: ¿se imaginan todo lo que podría aportar el colectivo de bibliotecarios y bibliotecarias a este momento social de incertidumbre política en el que vivimos? Las bibliotecas como lugar de negociación, de comunicación, de palabras, de entendimiento. Porque cada día al abrir la puerta de una biblioteca, precisamente eso es lo que sucede: la comunidad se reúne y convive, con sus diferentes necesidades — desde el silencio del estudiante, hasta los balbuceos incontrolabes de los bebés, por ejemplo– ; y se reparte un presupuesto, en muchos casos exiguo, para solventar las faltas de todos intentando no dañar a nadie; y se acotan espacios diferentes que dividen a veces lugares muy limitados pero todos caben en ellos; y en cambio, la comunidad se entiende, y si no, se explica, y se negocia, y se convive. Y se cede y se concede.
Si se hablara con los bibliotecarios y bibliotecarias se entendería pronto que las bibliotecas son verdaderas herramientas de comunicación, pero también de escucha de las palabras no contadas y de trabajo de la atención. Que son lugares para el cobijo, el susurro y la caricia. Que en la biblioteca se pueden leer muchas más cosas que libros. Que la biblioteca sana las mentes. Que es el único lugar que nos enseña que se puede leer sin saber leer. Que las bibliotecas son un buen lugar para que las mujeres se conciencien de su poder, y el extranjero encuentre su país. Que las bibliotecas, en definitiva, son lugares de reunión donde poder expresar, compartir, escuchar y sorprender y todos tenemos necesidad de ello en nuestras vidas. Y todo eso se consigue, exclusivamente, gracias a los bibliotecarios y bibliotecarias, testigos de excepción de los movimientos culturales, sociales, políticos, y educacionales de una comunidad.

Y si este colectivo consigue garantizar el acceso libre y gratuito a la información dando cabida a todas las personas, facilita el aprendizaje a lo largo de la vida, convierte lugares en espacios de diálogo, cultura y creación, propicia la construcción del pensamiento crítico, ayuda a la adquisición de competencias digitales y con todo ello, convierten las bibliotecas en lugares seguros y de protección del individuo…
Si las bibliotecarias conseguimos bibliotecas así, ¿no creen que tendríamos de veras una sociedad mejor? ¿no creen que nuestra opinión puede ser muy interesante para el político que ha de plantear nuevas estrategias de cara, en este caso, a una negociación tan importante como la de configurar un nuevo gobierno?

Ojalá todos los políticos y políticas de nuestro país se fijen en este colectivo profesional para confeccionar sus líneas de trabajo, ya sea en el país, la comunidad, la provincia o el municipio. Ojalá sepan consultarnos y extraer de nuestro servicio todo el potencial que contiene, como observadores privilegiados, como punto de inicio y encuentro de la población, como referencia de las necesidades de la comunidad a la que sirven.
Ojalá el Sr. Sánchez también llame a los bibliotecarios a conversar con él…. Y si no lo hace, como dice la campaña “Biblioteques inquietes” (www.bibliotequesinquietes.com)
que el Col.legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana puso en marcha hace unos meses “ni te imaginas lo que tienes al lado de casa” y el beneficio que puedes conseguir de una biblioteca, y por supuesto, de un bibliotecario o bibliotecaria.

Piénselo Sr. Sánchez. ¡Todavía está a tiempo!

 

Ana Valdés Menor

 

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