Francisco Javier Rodenas: “Néo Kósmo tiene puntos en común con lo que está sucediendo”

  • 29 junio, 2020
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Francisco Javier Rodenas: “Néo Kósmo tiene puntos en común con lo que está sucediendo”

El autor local, Francisco Javier Rodenas acaba de publicar en la plataforma Amazon su cuarta novela, Néo Kósmo. Lleva años deleitando a sus lectores con historias de diversa índole, pero en esta ocasión cambia de género con un relato de ciencia ficción que, sin embargo, tiene muchos puntos en común con la crisis derivada del Covid- 19.

P.-¿De qué trata la novela Néo Kósmo?

R.-En ella, trato de recrear una sociedad idílica libre de cualquiera de los sentimientos negativos que, por desgracia, están muy presente en la nuestra: la maldad, la codicia, la ira, la envidia, el rencor… pero, sobre todo, la violencia. Sus habitantes también están libres de otros aspectos poco agradables como las enfermedades. Es una civilización idílica que, de pronto, ve peligrar ese estatus cuando aparece un cadáver con evidentes signos de violencia.

El problema estriba en que, como nadie en Néo Kósmo se plantea hacer el mal, la figura de la policía es prescindible, del mismo modo que no cuentan con leyes que luchen contra ese tipo de situaciones.

Las personas encargadas de dirigir Néo Kósmo se encuentran perdidas, no saben cómo afrontar ese problema. Cuando aparece un nuevo cadáver, deciden poner la investigación en manos de un prometedor científico que estudia la conducta humana. En un principio, este consigue arrojar algo de luz, pero un día este desaparece en los territorios prohibidos, un lugar al que no está permitido ir, pero que tampoco ninguno de los habitantes de Néo Kósmo tiene intención de visitar.

P.- ¿Cuándo empezó a gestarse la novela?

R.- Se podría decir que es una novela de largo recorrido, que ha pasado por diferentes fases. La idea parte de un sueño (en sentido literal) y, en poco tiempo, conseguí tejer el esquema de lo que pretendía. Sin embargo, enseguida fui consciente de que era un proyecto ambicioso en el que debía  atar hasta el último detalle si no quería que se viniera abajo la historia.  Eso me llegó a abrumar, así que la abandoné por un tiempo. Más tarde, me animé a escribir algún capítulo, pero no terminaba de seducirme ni el arranque ni los personajes.

Tuve que documentarme mucho, sobre todo en ciertos aspectos. Eso me llevó mi tiempo. Hubo un nuevo abandono, esta vez para meterme en otros proyectos que llevaba en danza, como la corrección de El club Homero.  Fue más o menos en abril del año pasado cuando realmente me puse a escribir de verdad y he necesitado de muchos meses para terminarla.

P.- ¿En tiempos de Covid-19 crees que se pueden extrapolar algunas de las situaciones de la novela, como el toque de queda, cuestionarse ciertas normas, los sentimientos que esto genera en los ciudadanos, a la situación actual?

R.- Aunque la historia transita por otros caminos, es cierto que tiene puntos en común con lo que nos está sucediendo. Incluso planteo ciertas reflexiones a lo largo de la novela que podrían estar sacadas perfectamente del momento actual.

P.- Néo Kósmo es tu primera novela de ciencia ficción. ¿A qué se debe este cambio de género?

R.- En realidad, ninguna de mis novelas  tiene que ver con la anterior. Es cierto que la primera, Atardeceres desde la ventana, tiene una investigación policial, como ocurre también en Néo Kósmo. Pero en un sentido puro, cada una se engloba en un género diferente. El mar cuando nos habla, por ejemplo, es una historia de esperanza y amistad ambientada en la guerra civil. El club Homero, más juvenil, es de corte fantástico. Lógicamente, en todas ellas está mi impronta y en todas ellas, la relación entre las personas tiene un papel muy importante, pero cada una sigue su propio camino.

P.- ¿Es más difícil trabajar este género a la hora de plasmar las ideas o en todos los estilos las dificultades son similares?

R.- Desde mi punto de vista, no existe una historia fácil. Hay que tener en cuenta que todas ellas parten de la nada, de un germen o una idea que surge en la cabeza del autor. Hay que plasmarla en el papel, urdirla, hacerla verosímil, vestirla con personajes y escenarios, hacer que todo concuerde. Si encima, hay que documentarse, la dificultad es todavía mayor, pero  en definitiva, todas requieren de un proceso laborioso.

P.- Dos premisas de tus novelas anteriores, la acción y el suspense, ¿están aseguradas en tu cuarta novela?

R.- Si se analiza fríamente, excepto El club Homero y por razones lógicas, ya que está destinado a un lector más joven, mis novelas no destacan precisamente por la acción. Mi necesidad de recrearme en las descripciones, el ritmo un tanto poético con que escribo… no sé. Hay elementos de mi escritura que no invitan precisamente a la acción. En cuanto al suspense, sí, en Néo Kósmo lo hay y en grandes dosis. Si consigo sugestionar al lector, esa es otra cuestión.

P.- ¿Es la primera vez que te presentas al Premio Literario Amazon Storytelle? ¿Qué aporta estar en esta plataforma?

R.- No, ya me presenté en 2018 con El mar cuando nos habla, aunque entonces simplemente la cosa vino rodada. La pensaba publicar en el periodo que estaba abierto el concurso e Ismael Santiago me planteó la posibilidad de participar. Se podría decir que, aunque anduve muy perdido durante todo el proceso, aprendí mucho de la experiencia. Esperemos que pueda usar ese aprendizaje en esta edición.

Amazon se ha convertido en poco tiempo en la plataforma de los autores independientes, y no sin razón. Meter la cabeza en el mundo editorial, estoy hablando el real, ese en el que una editorial apuesta realmente por ti, es prácticamente imposible para un autor que llega sin credenciales. Amazon ofrece la posibilidad de que cualquiera pueda publicar (con sus pros y sus contras, claro) y es un escaparate a nivel mundial. Hay gente que vive de escribir gracias a esta plataforma. Incluso yo, que apenas tengo presencia en ella, he llegado a vender libros en lugares tan lejanos como Canadá o México. Eso hace una idea de la capacidad que tiene.

P.- ¿Tienes previstos nuevos proyectos literarios?

R.- Pues he acabado dos trabajos de extensión corta que ya veremos si cuajan. Por lo demás, ahora me estoy dedicando más a leer, que también hay que dejarle su espacio. No te voy a negar que la cabeza no para y siempre están surgiendo ideas, pero de momento, estoy en fase de descanso, por decirlo de alguna forma.

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