Diario de una madrina. Mis benjamines

  • 22 marzo, 2018
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Diario de una madrina. Mis benjamines

«Todos nuestros sueños se pueden hacer realidad si tenemos el coraje de perseguirlos»
(del FB de Jorge Domene)

La conseguí. Finalmente, en una mañana fría del invernal Ecuador Festero que nos ha tocado vivir lo logré, una foto con Juanki. Es una foto de portarretratos, sin postureo, sin morritos, sin «pataki» ocurrente. Es una de las antiguas, de las que no quedan bien para el Facebook, pero se guardan para el recuerdo. Es una foto rígida –como me dice Jesús Redondo que me pongo cuando veo una cámara cerca – siempre alerta pensando que cara poner, que postura adoptar. Ahora estoy segura que la fotogenia nunca fue lo mío. Sea como sea es mi foto con Juanki, sin ninguna madrina más y sin Veldman alrededor.
La foto con Juanki no era más que un reto divertido, una «coña» con uno de mis benjamines para nombrarlo en uno de los artículos de «Diario de una madrina» y al final lo ha conseguido. Ahora, sólo me quedará hablar de la sonrisa de Alba para que todos los Piratas estén aludidos. Volvamos a Juanki. Ese no es su nombre. Se llama Jorge Domene, pero no sé porque alguien se lo cambio y así se ha quedado.
Jorge es uno de mis benjamines y es el ejemplo más claro de las ganas de comerse el cargo, de no dejar ni un minuto de este año sin vivirlo de forma intensa, con hambre de diversión, con sobredosis de fiesta. Ellos (mis benjamines) rondan la veintena, algunos acaban de estrenar la mayoría de edad y son un soplo de aire fresco que ha llegado a mi vida rodeado de banderas y bandas. Son efervescentes y he caído rendida a su espontaneidad, a su forma de vivirlo todo como si fuera la primera vez y es que es la primera vez.


Podría ser su madre, pero tengo la suerte de no serlo. Es una afirmación que puede parecer dura, pero no lo es. Sus madres estarán encantadas de tener unos hijos tan magníficos y yo estoy feliz de compartir esta aventura con ellos como compañeros y aprender. Es lo que más me gusta aprender y contagiarme de sus torpezas, de su inexperiencia. Aprender lo desaprendido, a beberme la vida a sorbos, a cogerla, a exprimirla, a bailarla, a disfrutarla sin pensar que mañana será otro día. Hoy es hoy y eso es con lo que me quedo. Es como volver a la Universidad, al instituto. Todo un soplo de aire fresco como la frase que Cris escribió en muro de Instagram y que repito como un mantra a ver si logro ponerla en práctica: «Porque nacimos para ser felices, no perfectos».

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